María Cristina Garrido Rodríguez.
Carta II. (foto del original al final).
Prisión de mujeres de occidente el Guatao, la Lisa, La Habana. (PRC)- Diciembre 29. Comienza otro año, siempre más penurico e incierto que los anteriores. Cada año llega con una nueva miseria como un pronóstico acertado de lo que serán las próximas calamidades. Siempre escribo unas palabras cuando comienza otra supervivencia de 365 días para los cubanos y aunque tengo que escribir por intervalos porque estoy enferma, mantengo el mismo aplomo que años anteriores.
Está nueva carta lanzada a ustedes, será el motivo ininterrumpido que usará la seguridad del Estado para mantenerme confinada en esta celda, en la que llevó 5O días. Pero, ¿Qué me harán que no me hayan hecho ya? ¿Qué me quitarán que no me hayan quitado ya? Ellos odian la libertad, las palabras valientes, al hombre determinado, la perseverante razón que hay en mí, y yo amo todo lo que poseo. Porque no tengo nada de qué avergonzarme.
La seguridad del estado me castiga por cada letra que escribo pero Yo no puedo dejar de respirar, me asfixia tragarme el duro impulso de expresión que me sostiene y además no puedo permanecer inmutable ante mis propios problemas. La larga estancia en esta gélida celda y las precarias condiciones a las que son imposible de adaptarse, me traen fuertes dolores de columna y nuevas gripes. Decidí dormir en la tabla y abandonar el colchón de guata lleno de irregularidades culpable de mí invalidez. Apenas puedo caminar derecha ni sentarme porque un corrientazo doloroso me recorre la cintura y las piernas, es el Nervio Ciático. No me puedo agachar a coger agua puesto que esta sale por un agujero a cuatro dedos del piso que cae sobre la misma letrina. Esa es el agua que debo tomar y recoger muy lentamente para llenar el cubo. Todas las mujeres que llegan nuevas se asombran de semejante chapucería y falta de higiene. Siempre hay frío aunque mire el lejano sol por la celosía, Ya esta haciendo efecto sobre mis huesos. Todo esto sé que permanece porque aún no me doblegan, quieren impedirme a toda costa que siga denunciando y que este rodeada de las reclusas para que no les hable de mis ideas, como si ellas estuvieran ajenas a la realidad.
Quisiera escribir más pero la punzada es una espina constante en mi espalda. Al pueblo dé Cuba les deseó que se le cumplan sus gritos como aquel qué aún escucho en la voz de mis Coterráneos: Libertad para los cubanos.
Gracias al amor de Jesús Cristo, quién es mí Victoria.
Un fuerte abrazo de patria libre a mis amigos y a los que he de conocer.
Patria y Vida, abajo la dictadura.
María Cristina Garrido Rodríguez.
Partido Republicano de Cuba.
Fundación Vueltabajo por Cuba.
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